Tu cuerpo arde ánfora de llamas.
dualidad de tus pechos en mis manos,
-pequeños míos-.
el sabor de tus pezones baila en mi boca.
Tu lengua: apresada en mis labios,
humea en los rincones de tu piel.
En la calle es tarde y llueve,
los peatones se detienen para
verte surgir con flores nuevas.
En tu vientre desnudo y oscuro
todo es subterráneo y luces blancas.
Camino puertas adentro.
Encendido en tu nuca, te digo
que es viernes de nuevo y que te amo.
Con mi cuerpo perfectamente sellado a ti,
hecho raíces y te digo, que cada noche
estaré contigo a esta hora,
sembrándote de nuevo.
Mientras llueve, tú miras los espejos,
me pasas los lentes y tu boca sabe a mi boca,
tus labios aprenden a tallar sílabas mudas,
paisajes pardos, palomas nuevas.
Vuelos cortos e inesperados.
Las manos calcan redondeles
entre calles inesperadas, vecinos de octubre
y todo es hablar del tiempo y sin su permiso,
aprenderme tu nombre de hojas secas.
En tus piernas abiertas, mi mano
llama norte a tu cintura;
sur a tus pies y algodón siempre.
Nubes blancas -vestigios de abril-
mis ojos te van lamiendo el alma.
Afinco mi pertenencia al campo,
a las raíces que se hunden en tu fragancia oscura.
En nuestras pieles azules de tanta agua.
Así es el color del deseo y la cera que vierte la noche,
para cantarnos que hoy es hoy.
Este es el momento y estas tus manos,
que me buscan y que yo repito
que estarán ahí en mi pecho.
Y yo metido en tu cintura de barro, donde cada noche,
cada azul, cada alma, cada cielo, cada cuerpo:
te dirá a deshoras, entre calles y saliva oscura
que es verde tu vientre y que te amo.
gm
Se trata de ejercer la memoria para conservar la identidad y la realidad, si lo real es lo que permanece identico a si mismo a traves del tiempo
viernes, 6 de diciembre de 2013
Tríptico
I
Un muro, no de piedra sino de acentos
teje ecos voraces en tu cuerpo.
II
Rieles que hunden su costillas en el frío
emisarios de la lengua que te buscan ahumándose en el ojo de un abrazo.
III
Sabor de vías que cruzan la cornisa de las siemprevivas
corres, afianzas al vuelo, canto libre. Pulmones que son ciervos
la flecha negra del tiempo y fluyen gotas momentos,
enciendes un pabilo para alumbrar lo oscuro.
Atado al alba azul, el costado de la blanquecina aurora
destello que se filtra por el sueño
la cantimplora de agua,
las curvas silenciosas de la arena
toda arena es el canto moribundo de la sed
la solidaridad que atrapa el silencio.
gm
Un muro, no de piedra sino de acentos
teje ecos voraces en tu cuerpo.
II
Rieles que hunden su costillas en el frío
emisarios de la lengua que te buscan ahumándose en el ojo de un abrazo.
III
Sabor de vías que cruzan la cornisa de las siemprevivas
corres, afianzas al vuelo, canto libre. Pulmones que son ciervos
la flecha negra del tiempo y fluyen gotas momentos,
enciendes un pabilo para alumbrar lo oscuro.
Atado al alba azul, el costado de la blanquecina aurora
destello que se filtra por el sueño
la cantimplora de agua,
las curvas silenciosas de la arena
toda arena es el canto moribundo de la sed
la solidaridad que atrapa el silencio.
gm
jueves, 5 de diciembre de 2013
Tu olvido sabe a sillón vacío,
a manos nocturnas y perezosas.
A una almohada que no termina de ceder,
a un sueño que se defiende, como gato boca arriba,
al rocío de la madrugada, al viento perdido entre las calles, a terregal.
Al recuerdo de una pesadilla, a un desfile de bestias inmundas y feroces.
A teléfonos que timbran en casas solas, a cartas en blanco.
Teléfonos descolgados, a timbres sin usar, pájaros que te cortan el paso
-la voz-el aire
y tus pulmones se quedan como bestias mudas queriendo respirarte sin hallar tu aire.
gm
jueves, 7 de noviembre de 2013
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