miércoles, 29 de noviembre de 2017


CARTAS DESDE LA NEBLINA

I
El agua que rodea un pozo de polvo, como promesas blandamente muertas. Las uvas que esperan los labios que los muerdan y maduren entre una pausa y un mordisqueo firme. Pensarte en este lado del escritorio y abrir en las ventanas una puerta al mar. El agua que se devora como una serpiente cansada de la sal y la levadura del otoño. El alba de los brezos y las rosas florecen cerca de tu nombre.

II

Los demás no te conocen pero te presienten, voltean como si tu calidez les ayudara a entender el mundo sin nada mas que una mirada y un abrazo. Comenzar con tu nombre en el muro de yedra y empezar a llenar mis horas de ti. Arabescos de un mar que tiene alas.

III

Decir que la ausencia se viste de frío es casi un lugar común si no fuera un acto tan propio como caminar, repasar las estrellas, hundidas y lejanas. Esperar que se encienda el horizonte y sentarse a repasar las heridas del mundo. Sin solución ni remedio, sabiendo que aún así hay mas de lo que se ve. El iceberg invisible cuya única blasfemia es no mostrarse para no hundirnos en la oscuridad.


Xm





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