Viene el frío nuevamente
la felicidad galopa
entre manos extrañas.
Adentro del aire,
hay pasajes guiándome,
extrañas maneras de abrazar
tu recuerdo.
Te miro entonces
con tu tejido de caricias
con tu cuerpo demorando
la desnudez de la noche.
La prisa nos hacia cómplices
mientras el espejo cantaba
la unión de nuestros cuerpos.
Aún eras algo tangible,
no eras la furia en la tormenta.
Ni el desierto tendiendo,
su piel en la sombra
para que la cubran las hormigas.
Ellas, las lentas hermanas de arena,
silenciosamente me mudan a otra parte
donde no hace falta un recuerdo
entre tu cuerpo y el mio.
Xm
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