miércoles, 11 de septiembre de 2024

11.09.2024


 

 

Se amaban sus pensamientos y los apuntaban con prefijos de sal e idolatría. Se perdían y el silencio era el sueño de un estanque quieto. A ratos una calma, de esa que te da viendo el mar y con los dedos llenos de arena. Amaba ver en sus ojos la calma pero también la tormenta, ese rojo ocre que se agitaba para después ir desprendiendo el otoño, ese otoño que movía las hojas secas y que los llenaba de septiembre y lluvia, de ese verde que se iba depositando lentamente en ellos hasta saturarlos y ser ellos mismos la lluvia, el otoño y, ¿Por que no decirlo?. También pájaros.


Xabo Martinez


 

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