sábado, 21 de octubre de 2023

21.10.2023


El día que los árboles decidieron huir, los carbones aún estaban vivos. Sembrados entre reflejos de humo cual pájaros de zinc que se les olvidó el canto. Las nubes terminaron por quedar ahogadas entre la ceniza de las piedras y la luna. El viento hizo conjuros contra el silencio con la voz de una ficción infinita. Las raíces despertaron de su mal sueño. Un artificio que no habían logrado romper la metáfora como un hombre ebrio abre fuego para encender los pulmones. Unta el cigarro con sus dedos de gis y yeso, esclavo de su asombro para descifrar el perfume de las flores mientras el ajedrez verde de los jardines, alcanza a vender su eco al tiempo. Después vino el canto a las uvas, el baile de las dunas en la gravilla. El silencio desandando lo amado, retomando sus pasos de almendra y grito, sueño y azufre. Albor y grito.


X. M.


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