Me he convertido en un árbol de palabras, de preguntas sin respuestas que se quedaron a cenar y nunca se fueron, de angustias que atraviesan la casa como moscas, y de algunos pájaros que cruzaron las nubes para perderse. Un árbol de palabras que da frutos al tú, al aquél que debí haber sido. Un niño quedo encaramado en aquel árbol. Juega ahí y permanece, entre el asombro y el olvido. Y la única palabra que desciende cada tarde y se posa en mi hombro. La soledad que se queda a atrapar los sueños de la noche y cada mañana vuela para un día hallarte.
Xabo Martinez
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