sábado, 27 de julio de 2019


La tarde y tu nombre.
Los filamentos coinciden
y un calamar nocturno
se eleva a un barco
donde tu eres el agua
que mece la madera y el acero.
¿Nombrar lo real?.
Un naufrago atraviesa tu carne,
una botella es lanzada al océano tibio.
En esa oquedad me muevo
y adivino los espejos de tu memoria
y en la espuma flotamos.
Crecemos y decrecemos,
anémonas de un antiguo edipo.
El sol nos mezcla, nos cauteriza y nos invade,
nos llena de sal y arena.
Me alimento de tu sombra y tu me bebes.
Nos bebemos y la sed espesa
como la melancolía
se tiende entre dos cuerdas.
El pasado que te persigue
y el futuro que no acaba de alumbrar las ventanas.
Esta entrega sola, frenética escritura del nosotros
y la poesía rizoma cuya voz en mi cabeza es un grafo en la arena.
Como esa ola hipnótica que se sujeta al deseo
cuando la palabra te nombra
y sucede al viento que se desmadeja
en olas y echa lunas, raíces.


Xm

07.03.2024