miércoles, 24 de abril de 2024

24.04.2024

 

 

 

 


 

 

Por la mañana en tu andar,
brota el ansia de infinito.
Ante esa rapsodia de hojas secas,
la ilustre red de sombras
por donde se esconde la lluvia.
El límite del vuelo a la mañana,
es dar cara a la vida como un mar
atenazado de arrugas.
Le damos manos a ese sol repleto de viñedos,
tu memoria es ese insomne juego de dados:
donde cada seis caes tú, la infinita.
El olvidado ausente tiende a estar vivo,
el azar que te trae entera y prodigiosa;
y la música ronronea su vinilo.
Su orquesta fantasma para que bailemos,
hasta estar muertos de frío
o vivos de olvido.

Xabo Martinez

martes, 23 de abril de 2024

23.04.2024

 

 

 

 



 

En la espera y el humo, tus piernas dibujan círculos que van hacia ninguna parte. Al centro de tu sangre, vínculos que abren vías para recorrerte. Para ir bordando lenguas y labios. Esperas que durmieron todo el invierno para despertarte, esperas que recogieron todo el tiempo de los relojes: los segunderos, los objetos perdidos. Y todo lo hallo en ti: la alegría, el vino que has escanciado en las noches. Los besos, la boca, las raíces.

 

Xabo Martinez

lunes, 22 de abril de 2024

22.04.2024

 




Ayutla

La lluvia y sus dedos fríos. El café ayuntando la niebla. Labios que no se tocan, ojos soñándose en otros ojos. Manos imaginando otras manos. Giros de caricias en el aire, dibujan palomas con la yema de los dedos. Afuera la noche llueve en otra noche mas dulce. Un teléfono que no suena más. Cartas sin abrir. La mesa acumulando polvo y huesos. El corazón como un motor extraño aturdido con sus sístoles a deshoras. Te oigo en el aguacero como una tormenta olvidando su nombre y baila en su locura.

Xabo Martinez






jueves, 18 de abril de 2024

18.04.2024

 

 

 

 


 

 
Maduramos a la tierra de la ausencia. En el sol anaranjado que oculta tus ojos de miel. El aletargado vuelo de tus pestañas, cuando la rosa es la rosa, y no un piano. No esa música sonando al compás de tu risa. Sin embargo el sólo saberte música, nube o llovizna, me hace quererte amar. Reinventar de nuevo el sueño de ser espejo, eco, beso. Labios meciendo la luna en otros labios, manos que inventan manos, caricia, albor de barro en otro cuerpo. Vuelo que cabe en un país llamado tú. 

 

 

Xabo Martinez

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

martes, 16 de abril de 2024

16.04.2024


 

 

 Quiero un beso tuyo, que sea hijo de tus suspiros. Del mar ignoto que hay en la calma ferviente de tus ojos. Quiero un beso tuyo que amanezca en el trinar cardumen de jilgueros, y la sombra de árboles azules. Quiero un beso tuyo con la destreza del leopardo y se encienda en el despertar del tigre que lame la neblina. Quiero un beso tuyo que fragüe tormentas y luciérnagas y atempere está sed de siglos de tus besos. Quiero ese beso tuyo que acompase esa melancolía verde, inacabable, inabordable como esas lunas que suelta la lluvia.


Xabo Martinez

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

lunes, 15 de abril de 2024

15.04.2024

 

 

 

 

 

 

 


 

Le escribo al dios de tu pelo. Escribo cartas para que germinen en tus cabellos y resurjan en claves de sol, en hojas de menta, en hojas doradas por la miel del atardecer. Y que tu cuerpo se inunde de reflejos de piano, de filamentos azules, como el agua que corre transparente a través de un bosque sepia. Encontrar ahí el origen de la música y de tus manos coralinas. Ocultarme en tu sombra y entonar una sinfonía en verde, junto a la lluvia que cae melancólica en tu regazo.

Xabo Martinez

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

viernes, 12 de abril de 2024

12.04.2024

 

 


 

En una mano el aire,
en otra la neblina.
En el corazón la llovizna,
los párpados de liquen
y el musgo que teje heridas,
sobre el manto de piedras: los hombres.
Un país cuya infancia fue un patio de humo.
Una caravana que camina y habla en mixe,
enciende un ocote para alumbrarse.
Se bebe un mezcal para el camino,
en la mirada un horizonte de reses muertas.
Cerca de los tejados de adobe, chivos expiando su pena.
El canto de los naguales en el puente azul.
Un arroyo con sueños de agua,
con voz de nísperos rojos.
Atardecer de duraznos priscos y una pared encalada.
En el cielo nada parece ser distinto,
a esta Ayutla que se levanta
entre patios de niebla y albura.
Que entierra con música a sus muertos.
Responso por el mecapal
y el hacha que se queda en silencio,
cuando el encino abre su pecho,
y muestra en su sello la urdimbre del ser mixe.



Xabo Martinez

24.04.2024

            Por la mañana en tu andar, brota el ansia de infinito. Ante esa rapsodia de hojas secas, la ilustre red de sombras por donde se...