viernes, 3 de junio de 2022

03.06.2022

 

 

 

 

Ellos no escribían, dibujaban su historia, a dos manos, a cuatro. Los elementos como colores surtían su imaginación y la inundaban en un collage de arcoíris o lluvia. El azul del sueño, el gris del azogue cuando un filamento de lluvia rosa resbalaba por sus pestañas y sabía a beso húmedo. A una iconoclasta nube, que aislando su romance de pestañas, nube y labio desnudaban sus adentros y los colmaban de morados y lilas. Ellos se bebían mutuamente hasta olvidarse y quedar en la memoria de sus vidas como una escena en fuga de una novela que no vale la pena contar, porque así la escena está abierta a los amantes (los dueños de la lluvia que colorea escenas). Así de tarde en tarde, mientras afuera sigue lloviendo; en sus labios quedara la historia de aquel beso.

 

 

Xabo M.

07.03.2024