Hay nombres que llegan con el olor de las naranjas,
con sabor a pan y que traen adentro una mujer.
Hay palabras que llegan a mi
ventana
con escafandras en olas de ciruelas somnolientas
y se aglutinan a la sombra.
Visten la desnudez de los carbones,
el metal exiguo de la melancolía.
Me hunde
en la arena nocturna
de besos ausentes, de llamas liquidadas
por la distancia y
el tiempo.
Cicatrices que fueron palabra y beso,
árboles y flor, memoria y
grito.
La sílaba de tu desnudez,
la flor de tu garganta,
el sol de tu desvarío.
Hay palabras que unen rostros, cuerpos
y próximos al canto
tejen la yedra del último
otoño.
La memoria del amante
que espera el anuncio de tu regreso
Xm.
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