
desde esta sala,
dónde se desgranan
viejas pláticas
sobre el fin del mundo
y la muerte de los relojes.
Y Terry,
mi boxer color tabaco
observa a todos
desde su cabeza
ensimismada
con la tranquilidad
del que resguardo la casa,
y corrió toda la tarde
en pos de las palomas.
No puedo hacer menos
que sumarme
a sus ojos brillantes,
a la cola que mueve
cuando el aire le incomoda.
Y descreo del fin del mundo
cuando el día es todavía,
una fruta madura
que Terry y yo
mordemos entre las sombras.
Gab Martínez
observa a todos
desde su cabeza
ensimismada
con la tranquilidad
del que resguardo la casa,
y corrió toda la tarde
en pos de las palomas.
No puedo hacer menos
que sumarme
a sus ojos brillantes,
a la cola que mueve
cuando el aire le incomoda.
Y descreo del fin del mundo
cuando el día es todavía,
una fruta madura
que Terry y yo
mordemos entre las sombras.
Gab Martínez